Se convierte en el empleado más joven de Facebook
“Estaba en clase de matemáticas, en mi colegio, cuando recibí un correo electrónico del equipo de Facebook en el que decía que Mark Zuckerberg quería conocerme. Al principio pensaba que era falso, pero me di cuenta de que no lo era”, relató el joven de 25 años durante una entrevista con la Voz de América.
Con 13 años, Sayman “usando la computadora de casa” descubrió que su verdadera pasión estaba lejos de lo que querían hacer el resto de sus compañeros de clase. A través de manuales que encontró en Google, se puso a estudiar programación y logró diseñar una aplicación con la que pudo ganar miles de millones de dólares, y así ayudar a su familia que estaba sufriendo los estragos de la recesión económica del 2009.
“Mis papás perdieron el restaurante que tenían, también perdimos nuestra casa. Mi familia no tenía ni los recursos ni el acceso al dinero para pagar las cuentas y las deudas de la casa. Pero tuve la suerte de crear una aplicación con la que pude ganar dinero suficiente para mantener la situación familiar”, contó el joven de ascendencia peruana y boliviana.
Y fue así, “jugando”, cómo su vida dio un giro de 180 grados. Zuckerberg, el fundador de Facebook, también conocía de primera mano sus capacidades y, tras conocerlo, le plantó “un contrato de seis cifras”.
“Cuando supe las cifras de lo que iba a ganar, vi que era más plata de lo que yo había visto en mi vida. Nunca pensé que podría tener esa cantidad, pero estaba feliz al ver que mi mamá y mi papá estaban un poco aliviados por la cuestión económica”, comentó a la VOA.
“Me costó un montón de tiempo aprender eso, pero a medida que pasaba el tiempo me di cuenta de que, cada vez que me llamaba una empresa para ofrecerme trabajo, tenía que dejar claro el valor que yo tengo y el valor que puedo dar a una empresa para pedir lo que yo creo que es justo”, dijo.
En ese sentido, lamenta que las minorías, especialmente los latinos, hayan encontrado barreras económicas a la hora de buscar empleo por el simple hecho de no saber “lo que uno vale”.
“La gente se aprovecha de que uno no sabe. Si yo no sé cuánto valgo en un mercado y alguien me quiere pagar la mitad de lo que merezco, pues lo voy a aceptar”, explicó Sayman en su entrevista con la VOA en Miami, su ciudad natal, donde ha vuelto a vivir con sus padres a causa de la pandemia.
LA REGIÓN SEMANARIO