“EL CHAPO” GUZMAN: UN IMPERIO EN 13 AÑOS

Ciudad de México.- Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, “El Chapo”, era un don nadie el mediodía del 19 de enero de 2001, cuando ascendió tres niveles metido en un carro de lavandería, cubierto por una sábana y un colchón, y cruzó el umbral del estacionamiento –o la puerta principal, como indicó otra versión– del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco. No tenía fama, prestigio ni fortuna. No como ahora.


De su vida no se desprendía nada bueno para los cuartetos de un narcocorrido: un tipo regordete y sin estatura que no supo impedir su detención en las aguas del Suchiate, en la frontera entre México y Guatemala, que fue arrastrado por el agente de migración que dio con él, incapaz de responder un solo tiro en su defensa y entregado a la policía mexicana como un costal de carne. Un señor dado a la melancolía que cuando apareció esposado, levantó la cara para mirar fijo a las cámaras. Un “narquillo” de la sierra que había sido detenido como chivo expiatorio del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido el 24 de mayo de 1993. 

Un capo peligroso, sí; con cierto control del trasiego de cocaína a Estados Unidos, pero tan de medio pelo que se le podía detener el impulso. Como quiera, al salir del penal, estaba sin ropa de civil y toda la libertad por delante. ¿Lograría este ser convertirse en el más buscado, más rico y más poderoso? Han pasado 13 años desde que emprendió el subterfugio y desde entonces, no se encuentra un minuto inútil en su biografía. Ha dejado de ser un don nadie. Hoy es el corazón de los narcocorridos. 

Y de las búsquedas de instancias de seguridad tanto en América como en Europa y Oceanía. Envuelto en leyenda, con poderes certeros o inverosímiles, cada año de su libertad, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, “El Chapo”, ha avanzado en la fortificación de una holding del narcotráfico, con franquicias y laboratorios que se expanden en Estados Unidos, Europa y a últimas fechas, en Asia, en Hong Kong. En el mismo 2001, “el Chapo” hizo alianzas con otros hombres del narcotráfico considerados ya históricos como Ismael “El Mayo” Zambada; Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul” e Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal, del Cártel de Juárez. Luego, aunque siempre fantasmagórico, transformó el mapa de la droga del mundo. 

Para la Procuraduría General de la República (PGR), “El Chapo” opera en toda la República. Para la Oficina Europea de Policía (Europol), ha penetrado en Europa y Oceanía. Para autoridades de Hong Kong, según un reportaje publicado por el South Morning Post, “El Chapo” está ligado a dos tríadas de ese país, la 14K y la Sun Yee On. “Tríada” es un término que se usa para designar organizaciones criminales de origen chino, con base en Hong Kong, Taiwán y China continental. La industria de “El Chapo”, en lugar de haberse debilitado en el sexenio pasado, cuando Felipe Calderón Hinojosa emprendió una guerra contra el crimen, se expandió con más fuerza. 

Si se siguen los números de la PGR, las batallas no se dieron en su contra. O pudo ser que resistió tanto que las acciones de Calderón no hicieron mella en el ejército de sus colaboradores. La revisión de cincuenta solicitudes de información en el Infomex del Instituto Federal de Acceso a la Información revela que los capturados en ese periodo fueron más bien, sus enemigos. De mil 971 detenciones, 947 correspondieron a miembros del Cártel del Golfo o Los Zetas, o tanto del Cártel del Golfo como de Los Zetas (de Michoacán). Según la PGR, los Beltrán Leyva -también nacidos en Badiraguato como “El Chapo” y alguna vez, brazos del Cártel de Sinaloa- se convirtieron en sus detractores. 

Y aunque el número de detenciones de este grupo durante el calderonismo es mucho menor que el de los cárteles michoacanos -apenas 250- fue uno de sus líderes el que protagonizó el golpe más espectacular que logró dar el ex Presidente Calderón. Durante una semana, elementos de La Marina persiguieron a Arturo Beltrán Leyva “El Barbas” en Cuernavaca y al final, lo mataron frente a cámaras de televisión. Cayó en la habitación de un departamento de lujo, decorada para una niña, entre muñecas y princesas, y frente al espejo de un tocador rosa, con flores. La supuesta enemistad entre Los Beltrán Leyva y Guzmán Loera se originó en 2008, cuando el gobierno federal detuvo a Alfredo “El Mochomo”. Desde entonces, Arturo rompió con la alianza y fortificó su propio grupo.



Pese a la Guerra de Calderón, “El Chapo” siguió libre y cada vez más fuerte. La descripción de sus rutas, escapando de las fuerzas armadas y de todo, se arma desde muchas fuentes. Wikileaks difundió el año pasado, que el ex Secretario de la Defensa Nacional, el General Guillermo Galván Galván, dijo a diplomáticos estadounidenses que Guzmán Loera era capaz de ir y venir entre 10 y 15 sitios en el planeta para evitar su captura. 

Dijo también que su alrededor, hay 300 hombres y mujeres. De acuerdo con información pública de la Comisión del Crimen de Estados Unidos, “El Chapo” logra escabullirse mediante el asesinato de funcionarios públicos, así como el control a distancia de pueblos, ciudades y estados en México. Lo mismo hace en pequeñas poblaciones en América del Sur, Estados Unidos y Australia. Esta hipótesis sobre su forma de operar se fortifica si se revisa la jornada de su fuga. Por lo menos 15 servidores públicos cuidaron que el carro de lavandería ascendiera tres niveles, pasara al menos seis puntos de vigilancia y saliera por el estacionamiento. 

Y aquí la treta que implica el sello único de “El Chapo”: los que empujaban el carrito dijeron que bajo el colchón iba un kilo de oro que había pedido el maestro del taller del penal. De cómo se ha comunicado en esta década, hay un legajo de mensajes cifrados que desafían a entender quién es y lo que ocurre tras su poderío. Un ejemplo: el día de su muerte, el cantante Valentín Elizalde había interpretado en el palenque de la Feria de Reynosa, Tamaulipas. Esa plaza, se conocía, era de Los Zetas. Y Elizalde abrió con “A mis enemigos”, una letra que arranca con: ¿De qué se murieron los quemados? Y luego: “Siguen ladrando los perros, señal que voy avanzando. 

Así lo dice el refrán, para aquellos que andan hablando de la gente que trabaja y que no anda vacilando. Al que no le vino el saco, pídalo a su medida, conmigo no anden jugando”. Al finalizar la presentación, a sesenta metros del palenque, Valentín Elizalde cayó acribillado por ráfagas de metralleta. El que lo remató usó un arma corta a muy breve distancia. Cientos de personas que salían de los terrenos de la feria presenciaron este asesinato. En la escena, se encontraron más de 70 casquillos de tres calibres. No faltó un informe de inteligencia. En el velorio de Elizalde y a viva voz, se indicó una sola hipótesis: “Fue El Chapo el que ordenó tal letra, tal canción y tal escenario. Fueron “Los Zetas” los que respondieron con bala”. 

MIL CARAS, CIENTOS DE PERFILES 

Un perfil criminológico elaborado por expertos para la PGR en 2005 pone al “Chapo” Guzmán como un tipo “seductor, espléndido y protector”. El diagnóstico dice que es capaz de generar “círculos de confianza” y con ello, garantiza el éxito de la estructura mediante la identificación y permanencia. Dice también esa ficha –una de las primeras que se hicieron tras su fuga- que no es indulgente con sus detractores y no vacila en romper alianzas. Dentro del grupo, este factor no le pesa. 

“El Chapo” se comporta solidario con todos al grado que infunde “temor reverencial” y es difícil que alguien se le muestre rebelde. O lo contradiga. En cuanto a la venganza, parece seguir aquello de que es un plato que se sirve frío y se come despacio. “Una de sus fortalezas es la tolerancia a la frustración, por lo que la venganza no es un hecho que ejecute con la inmediatez de una persona impulsiva. Su respuesta es calculada, pero insistente”. ¿Cómo hace daño “El Chapo”? La PGR mantiene documentado que lo hace a cuenta gotas, a sorbitos, mediante las debilidades de sus adversarios para producir el mayor efecto posible hasta acabarlos después de un largo sufrimiento. 

Dice el perfil que en su realidad interna no existe la culpa porque se reconoce a sí mismo como un líder de buenos sentimientos, de modo que su rol en la organización criminal es de autor, pero sin necesidad de la operación directa, lo que lo mantiene a salvo. Dicen –y es mero decir- que “El Chapo” se esconde en algún pedazo de la Sierra Madre Occidental, a donde sólo se llega a caballo tras ocho horas de viaje o en avioneta. Puede ser. Fue ahí donde nació el 4 de abril de 1957, creció y supo lo que es andar descalzo en los cerros empinados y espinosos. 

Que paga cuentas en marisquerías en Culiacán es otro decir. Que se baña en la playa de Altata, la cual queda cerrada cuando su ser se encuentra ahí. Que acudió sin ningún tipo de disfraz al velorio de su hijo, Édgar Guzmán López, de 22 años, quien vio la última hora en el centro comercial del Desarrollo Urbano Tres Ríos en Culiacán en 2008. Y, dicen, que “El Chapo” lloró frente a todos sin consuelo. Hay otro perfil. El de su personaje. Aunque en las instancias gubernamentales de México y Estados Unidos su ficha arroja que es un hombre violento, sicario improvisado, capaz de cazar personas como a venados, la población en Sinaloa, el estado de donde se fue ya adulto, tiene la imagen de un hombre más proclive a la negociación que al arma. 

Esa es otra habilidad para de su poderío. Lo piensan así académicos de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Mayra Lyssette Vidales Quintero, de la Facultad de Historia en esa casa de estudios, piensa que tomará tiempo precisar el legado de este narcotraficante en la nueva generación de sinaloenses. Por un lado, el personaje (no se le ve, no se sabe si está vivo, no se sabe si en realidad opera, más bien parece una construcción) es un criminal, pero ha sido capaz de ser querido. Raúl Sergio González, investigador de políticas públicas y sociales en Mazatlán, opina que “El Chapo”, a veces, resulta  más una marca que no obliga a ser imitada o portada. 

Lo cierto -según el académico- es que guarda un respeto callado por la fascinación de la leyenda. La hipótesis de ser amoroso la dibujó la cocinera detenida en el Penal de Puente Grande, durante su fuga. En la versión de ella se encontró la historia de un hombre que puede enamorarse de las mujeres que realizan labores domésticas, muy lejos de lo que algunos textos han difundido sobre su afición por las reinas de belleza. Bajo esa línea, la del hombre amoroso, “El Chapo” habría visitado a su madre, Consuelo Loera. Allá en la sierra de Badiraguato, en La Tuna, la vida de esta mujer transcurre como cualquier otra, de puertas abiertas, con la casa dispuesta para los maestros rurales o cualquier visitante. De vez en vez se le acercan. 

Ha dicho que a ella no le han preguntado nada sobre el paradero de su hijo, el más buscado del mundo, relata el Presidente Municipal de Badiraguato, Ángel Robles Bañuelos. Para el Alcalde, “El Chapo” significa el gran candado para que ese municipio –entre los 50 más pobres de México, según la Sedesol- no reciba ayuda ni del gobierno estatal ni federal. Para él poco importa si “El Chapo” se para en La Tuna o no. “La gente se está muriendo de hambre”, exclama quien en los 70 fue maestro rural en la sierra, mientras crecía Guzmán Loera.

NI EL “AL CAPONE”, VATO


Después del asesinato de Osama Bin Laden, líder de la organización Al Qaeda, “El Chapo” pasó a ocupar el puesto número uno en las listas de los hombres más buscados por las agencias internacionales de seguridad. 

The Guardian, uno de los diarios más importantes del Reino Unido, estimó en un editorial que no había duda que Guzmán Loera ocupara tal sitio, por encima de personajes como Semion Mogilevich, jefe de la mafia rusa; Félicien Kabuga, uno de los responsables del genocidio en Ruanda o Matteo Messina Denaro, líder de la Cosa Nostra italiana. Ya la revista Forbes había calculado su fortuna en 2009 en más de mil millones de dólares y lo había puesto en su listado tradicional sobre las personas más acaudaladas del planeta. 

Ahí permaneció año tras año hasta 2013 cuando la publicación dejó de incluirlo. La consideración de ese equipo editorial en la elaboración de la lista, son fortunas mayores a esa cantidad, por lo que se supondría que “El Chapo” ha perdido dinero en estos últimos años. 

No son las únicas listas en las que se ha colocado a la cabeza. Desde febrero del año pasado es considerado “el enemigo público número uno” de la historia de Chicago, por encima de Al Capone, quien construyó su fama a través del tráfico de licor, cuando éste estaba prohibido. “Ningún criminal merece este título más que Guzmán Loera, por su poder nefasto y crueldad despiadada… Comparado con ‘El Chapo’, Al Capone parece un aficionado”, indicó en febrero del año pasado, el presidente de la Comisión del Crimen, J.R. Davis. ¿Por qué le interesaría al Chapo la legendaria Chicago, ciudad que había superado los traumas de la mafia y sobre ello, ya desarrollaba una industria turística? La Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA) tiene como línea de investigación que “El Chapo” es dueño del 80% del mercado de EU, el cual tiene un valor de 3 mil millones de dólares al año. 

Pero además, a Chicago, “El Chapo” la usa como ciudad base para transportar sustancias a Australia. En sus informes públicos, la agencia indica que hay un grupo encargado de realizar tal encargo en aviones privados. Porque los laboratorios, los tiene en un sitio de Australia, así como en Jalisco, Sinaloa y Sonora, según la agencia estadounidense. 

En la transformación de sustancias es donde requiere de Asia. De China, India y Tailandia, importa los precursores que le llegan a los puertos del Pacífico en Sinaloa (pueden ser Los Cabos, Mazatlán o Altata) o en Guatemala. Fue en Hong Kong donde este mes, un reportero de South China Morning encontró vínculos entre las tríadas 14K y la Sun Yee On y el Cártel de “El Chapo”, después de un decomiso masivo en un laboratorio de metanfetaminas, en la ciudad de Guangdong Lufeng. Joaquín Guzmán Loera –documentó un reportaje de la BBC en 2010- es un hombre emprendedor en el negocio ilícito, que ha incursionado en nuevos procesos para elaborar drogas sintéticas. 

Además, en el informe “Precursores y productos químicos frecuentemente utilizados para la fabricación ilícita de estupefacientes y sustancias sicotrópicas” se indica que “El Chapo” estaría utilizando sustancias como fenilamilo y fenilacetato de isobutilo para obtener una nueva mezcla. De “El Chapo” mexicano hay noticias en casi todo el mundo. La revista alemana Der Spiegel publicó en julio de 2008 que un vuelo comercial se vio obligado a aterrizar debido a fallas en el sistema hidráulico. La policía española relató que a bordo de la nave había media tonelada de cocaína. Viajaban tres venezolanos, entre ellos, Carmelo Vásquez Guerra, presunto colaborador del líder del Cártel de Sinaloa. El diario español El País consideró este año que es España el país que “El Chapo” seleccionó para hacerse del negocio en Europa. 

El hecho en el que se basan las autoridades del país ibérico es la incautación de un cargamento en la costa sur del buque mercante Nikolai, con 373 kilogramos de cocaína, así como la detención ahí mismo de cuatro sinaloenses. De modo que el poderío de “El Chapo” abarca los vértices del triángulo Asia Pacífico-México-Estados Unidos, lo mismo por el cielo que por mar y tierra; lo mismo en vuelos comerciales que en barcos pesqueros, lo mismo a caballo, narcotúneles, catapultas que en autos todoterreno., Pero si bien esta holding crece, la detención de mexicanos detenidos por tráfico de drogas también se expande en el mundo. Por este delito, hay 810 mexicanos presos en este momento en el exterior. 

Según la Secretaría de Relaciones Exteriores, la mayoría está en Estados Unidos; sin embargo hay casos en naciones tan lejanas como Egipto, China y Nueva Zelanda, destinos a los que en últimas fechas ha llegado “El Cártel de El Chapo”. Las cárceles españolas son las que más albergan a connacionales en esta circunstancia. Hay 130, pero hace tres años llegaron a ser 500. En Australia hay 11 casos. En Egipto hay seis (cinco hombres y una mujer). Con todo, “El Chapo” es buscado. El gobierno de Enrique Peña Nieto mantiene la recompensa de hasta 30 millones de pesos para quien logre atraparlo. En tanto, el FBI, la conserva en cinco millones de dólares. No deja de flotar la pregunta de por qué sigue tan libre como al principio. 

UN NEGOCIO ALTERNO 

Si bien, él mismo ha construido un imperio empresarial en la oscuridad del ejercicio de la ley, sobre su ser hay otro negocio: el narcocorrido. Es él quien cuenta con más corridos sobre su leyenda, superior al “Mochomo” (Beltrán Leyva, del que habrá cientos) y Amado Carrillo (El Señor de los Cielos, con otros cientos) o Rafael Caro Quintero, detenido en 1985 en Costa Rica y liberado el año pasado (unas decenas). Los 13 años de escapatoria es un periodo durante el cual se ha generado una industria calculada en millones de pesos con la venta de discos y reproducciones en el canal de YouTube. Hay más de un millón de piezas musicales que lo aluden y son escuchadas desde El Pacífico en Sinaloa hasta La Patagonia en Argentina. 

Controvertida, prohibida por el gobierno de Sinaloa el año pasado, muy cantada pero poco aclamada; esta pieza musical implica generación de empleos. “El Chapo” es la figura. No sólo su delincuencial ser; sino la forma en que dejó el penal de Puente Grande y la que ha usado para escabullirse. No todos lo exaltan, algunos indican que por él se inició una guerra absurda. Otros niegan su existencia. Algunos más reniegan del estereotipo que generó para el sinaloense. Otros ponen en duda el poderío que se le adjudica. Pero la generación de composiciones musicales no cesa, basada en lo que publican los diarios, las revistas, o lo que los mismos compositores conocen. 

Estos corridos pasan de largo del artículo 63 de la Ley Federal de Radio y Televisión que restringe “transmisiones que causen corrupción del lenguaje y (las) contrarias a las buenas costumbres, ya sea a través de expresiones maliciosas o haciendo apología de la violencia o del crimen”. La mayoría respeta la composición del romance o el soneto, de cuatro versos, en los que el primero rima con el tercero y el segundo rima con el cuarto.

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